Un latifundio es una finca o grupo de fincas ubicadas en una gran extensión de tierra, explotada, generalmente, con fines agrícolas. Puede pertenecer a uno o varios propietarios, quienes suelen recurrir a mano de obra asalariada para las labores de operatividad y mantenimiento del mismo.
Un minifundio es una finca asentada en una breve extensión de terreno. Si bien el interés de la explotación es también agrícola, el minifundio basa su actividad en la agricultura de subsistencia, ya que las condiciones o longitud del terreno le impiden operar con márgenes de rentabilidad.
Aunque tienen el mismo fin, que es el de aprovechar la tierra para labores de agricultura, la diferencia entre el latifundio y el minifundio radica en la extensión del terreno, la cantidad de personal involucrado y los fines de la explotación agrícola.
Latifundio | Minifundio | |
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Definición |
Amplia extensión de tierra, con uno o más propietarios que llevan a cabo actividades agrícolas. |
Breves lotes o extensiones de terreno, generalmente con un propietario, que se usa con fines agrícolas. |
Características |
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Ejemplos | Fincas, haciendas, granjas | Pequeñas fincas o casas rurales. |
¿Qué es un latifundio?
Un latifundio es una propiedad agraria, basada en la acumulación de lotes de terreno fértil, aunque generalmente no se aprovechan al máximo de su capacidad productiva.
En un latifundio puede haber una o varias fincas o haciendas, desde las cuales se dirigen las tareas operativas. Estas propiedades pueden pertenecer a una persona, familia, o grupos de personas que se han asociado para gestionarlas.
No existe una normativa que regule la extensión de los latifundios, por eso, es común que en Europa se considere latifundio a una propiedad con cientos de hectáreas, mientras que en Latinoamérica un latifundio tiene, al menos, 10 mil hectáreas.
Los latifundios existen desde el Imperio Romano, en el que se distinguía a los proletarii (“los que solo tienen hijos”) de los poseedores de tierras.
En la Edad Media, era la sociedad feudal, integrada por los nobles y aristócratas, la que tenía acceso a las tierras. Esta eran trabajadas por los siervos de la gleba, el estrato social más bajo. En la Edad Moderna, por su parte, el proceso de conquista y colonización en América generó una repartición de las tierras. Estas eran trabajadas por esclavos y eran explotadas con fines económicos.
Los procesos independentistas, la abolición de la esclavitud y un progresivo establecimiento de la democracia, generaron una reconfiguración social, en la que los latifundios eran trabajados primero por peones (generalmente, campesinos o descendientes de esclavos), y, finalmente, por hombres libres.
Aunque podría esperarse que grandes extensiones de terreno fértil generan un gran impacto productivo y económico, la realidad es que muchos latifundios se manejan con tecnologías obsoletas y mano de obra poco calificada, lo que genera un aprovechamiento ineficiente de la tierra. Es por ello que diversos gobiernos se han planteado reformas agrarias que buscan generar una redistribución de la tierra, en aras de impedir el acaparamiento de zonas fértiles, y una mejora sustancial de su potencial productivo.
En este sentido, vale la pena mencionar la Ley agraria implementada en México en 1915 por Venustiano Carranza, que posteriormente se convertiría en la legislación sobre la cual se desarrollaría la reforma agraria.
Este fue el primer marco jurídico que sentó las bases para la repartición de tierras que anteriormente estaban en manos de latifundistas, y que a partir de la implementación de la nueva ley, serían distribuidas entre los trabajadores del campo, con el ejido como nuevo modelo de reparto agrario.
Los ejidos son terrenos colectivos que no pueden dividirse, heredarse ni venderse. Tienen representación jurídica y los fines de su producción son la comercialización y el autoconsumo.
En el artículo 27 de la Constitución mexicana de 1917 se asienta de manera definitiva lo que ya había propuesto la Ley agraria, al establecer los derechos de propiedad ejidal, comunal y privada, así como los derechos originarios de la nación sobre sus tierras y aguas, y sentando las bases definitivas de la Reforma Agraria, que si bien ha sido modificada a lo largo del tiempo, mantiene el principio de la distribución de tierras supervisada por el Estado.
Características del latifundio
Si bien la principal característica de un latifundio es la cantidad de hectáreas o terreno, también tiene otros aspectos destacables.
- El monopolio sobre las tierras no se realiza con fines productivos, sino de acumulación de riquezas: durante siglos, la acumulación de tierras fue utilizada como arma de estatus social y poder económico y político. Sin embargo, el potencial productivo de las mismas se mantuvo en un segundo plano.
- Los latifundios suelen ubicarse en las llanuras: los terrenos planos son más favorables para la explotación, sin embargo, eso no descarta la existencia de latifundios en terrenos con otras características.
- Pueden tener uno o más dueños: generalmente, los latifundios son manejados por grupo familiares, aunque también existen casos en los que están integrados por socios.
- Baja productividad con respecto a la cantidad de terreno explotada: si bien muchos latifundios generan producción suficiente para satisfacer demandas locales, la cantidad y calidad de los suelos fértiles en los que se encuentran podrían tener un impacto productivo mucho mayor.
- Mano de obra pobremente calificada y subpagada: en muchos casos, los latifundios están bajo el cuidado de campesinos, obreros o peones con conocimientos agrarios básicos, o que trabajan bajo condiciones laborales poco competitivas.
- Poca o nula inversión en tecnología, herramientas y capacitación: cuando los latifundios no tienen como objetivo principal el aprovechamiento de la tierra, la inversión requerida para su mantenimiento se limita a lo esencial, dejando de lado la adquisición de herramientas o recursos que podrían mejorar sus procesos productivos.
- Baja competitividad comercial: las razones anteriormente mencionadas influyen en una baja producción que se ve reflejada en una incapacidad para suplir la demanda existente en el mercado local, bien sea en términos de calidad o cantidad.
¿Qué es un minifundio?
Un minifundio es una breve extensión de tierras que se explota con fines agrícolas. Generalmente, los minifundios se originan en herencias o sucesiones de latifundios, que dividen el terreno en parcelas más pequeñas.
Los minifundios también pueden ser pequeños lotes de tierra propiedad de campesinos, ubicados en sectores montañosos, lo que dificulta aún más la productividad del terreno.
Aunque puede ser mucho más manejable en términos de operatividad, los minifundios son igual de poco aprovechados que los latifundios. De hecho, en muchos casos lo que se produce ni siquiera tiene fines comerciales, sino de subsistencia.
De todo esto se desprende que los minifundios no generen un aporte real al proceso productivo de la economía.
Características de un minifundio
Los minifundios no solo son comparativamente menores en tamaño que los latifundios. También son poco productivos, entre otras características.
- La extensión de terreno es muy pequeña: si bien no existe una medida estandarizada para los minifundios, por lo general se trata de casas o propiedades en condiciones precarias, con un breve terreno a su alrededor.
- Generalmente, no cuentan con personal de trabajo: muchas veces el mismo dueño del minifundio y su familia son quienes se encargan de las tareas agrícolas.
- La producción que se genera es para consumo propio: la cantidad de la producción es tan baja que no alcanza siquiera para el comercio local.
- Las tierras son desaprovechadas: debido a la falta de conocimiento, tecnología, mano de obra e inversión, el potencial productivo de la tierra se desperdicia.
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